¿Qué es una comunidad energética?

Es un colectivo conformado por ciudadanos, por empresas o por instituciones de proximidad que se juntan bajo el amparo de una entidad jurídica con el objetivo de generar, usar y distribuir su propia energía. Los objetivos finales de estas entidades (ya sean cooperativas, asociaciones, asociaciones empresariales o comunidades de bienes) son, principalmente, alcanzar una determinada independencia energética, la cogobernanza sobre los recursos energéticos, el ahorro en las facturas individuales y una mayor resistencia frente a fuertes convulsiones del mercado como las que estamos viviendo desde el pasado verano.

 Las comunidades energéticas, además, cuentan con otra serie de ventajas que no debemos pasar por alto:

  • El reparto comunal de los gastos de instalación de los medios de producción de energía así como su mantenimiento.
  • Intercambio de electricidad entre consumidores.
  • La posibilidad de actuar como consumidor-productor en el mercado energético. Es decir, la comunidad energética recibirá compensaciones de la red general venderá sus excedentes.
  • Subvenciones tanto para su constitución como para la instalación de plantas de producción eléctricas.

 

A pesar de lo novedoso que les puede sonar a algunos oídos esta alternativa, la realidad es que ya está acotada desde 2018 por la Comisión Europea y el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico trabaja para dotarlas de un marco jurídico estable. Aun así, el Gobierno central ya reguló a través del Real Decreto Ley 23/2020 dos modelos diferentes: Comunidades de Energías Renovables y las Comunidades Ciudadanas de Energía.

Las comunidades de Energías Renovables

Esta es la categoría más definida en la actualidad y les otorga el derecho inequívoco a los consumidores a emprender o a participar en proyectos renovables a través de los cuales pueden producir, consumir, almacenar y vender energías renovables, así como compartir su producción en el seno de su comunidad. De este modo, un colectivo constituido libre y legítimamente puede instalar, por ejemplo, paneles fotovoltaicos en los tejados de sus viviendas y en las cubiertas de sus naves industriales e intercambiar la energía, alcanzando una independencia del sistema tradicional de grandes eléctricas que hasta hace unos años resultaba completamente inalcanzable.