La excepción ibérica: ¿Qué es y por qué no acaba de arrancar?

Con el objetivo de mitigar las subidas del precio de la luz y de reducir su impacto en una inflación que está rondando el 10%, España y Portugal hicieron frente común en la Unión Europea para introducir una limitación a la influencia del gas en el coste de la energía. Esa limitación recibe el nombre de excepción ibérica y consiste en lo siguiente: Independientemente del precio que marque el gas en los mercados internacionales, el precio general del gas para las centrales de ciclo combinado se situará entre 40 y 60 euros durante 12 meses. Esto hará que el coste de producción de electricidad en estas centrales de ciclo combinado baje artificialmente a un abanico de entre 100 y 130 euros por MWh, y que por lo tanto baje el precio de la electricidad en general hasta esos niveles.

La motivación de esta excepción, que no deja de ser una intervención en el mercado energético inédita en el seno de la Unión Europea, se basa en la situación geográfica de la Península Ibérica. Ambos estados no cuentan con demasiadas conexiones eléctricas con el resto de países de la Unión. Esto implica una importante desventaja: no tienen fácil recurrir a estados vecinos para alcanzar compensaciones con otras fuentes energéticas. Esto es algo que sí hacen de forma regular los países centroeuropeos para resistir las subidas del gas.

A pesar de las altas expectativas previas, la excepción ibérica puesta en marcha la semana pasada no parece que acabe de arrancar. Se apunta a varios factores:

-A vueltas con el gas ruso. La gasística Gazprom anunció una reducción del 40% del gas que suministra a Europa a través del gasoducto Nord Stream. La razón, según las fuentes oficiales, se encuentra en la demora en las reparaciones que debía emprender Siemens, empresa que se unió a las sanciones contra Rusia derivadas de la invasión de Ucrania.

-Ola de calor. Llegó la excepción ibérica al mismo tiempo que una ola de altas temperaturas que hizo hervir la práctica totalidad de la Península. Excepto en Galicia, los termómetros en España y Portugal superaron los cuarenta grados. El consumo de aire acondicionado se disparó en un contexto en el que, además, el viento desapareció. La generación de la eólica, por lo tanto, se redujo notablemente.

-Los juegos en los embalses. Si en otros polémicos momentos las eléctricas decidieron vaciar los pantanos para maximizar los beneficios, se podría juzgar que en las primeras jornadas de aplicación del tope del gas forzaron aparentemente una producción de la hidráulica con el objetivo de limitar el impacto de la misma.

-El mercado único. La excepción ibérica es una medida insólita que altera las reglas del juego de no intervención en el mercado único. La Comisión Europea receló en todo momento de esta iniciativa, que quiso mermar lo máximo posible para contentar los países de corte más liberal y para salvaguardar uno de los grandes principios de la unión económica: la no-regulación de los mercados. Entre la demora y la merma, las predicciones sobre las medidas no se cumplieron. Y puede que, quizás, esas mismas previsiones anunciadas por el Gobierno español fuesen, si no erradas, sí demasiado optimistas. Continuará…